Un coach de generaciones

 UN COACH DE GENERACIONES

Por Agustín Criollo Oquero - Primera Hora

Don Miguel torno un terreno baldío en un parque de pelota, promoviendo así el deporte en su comunidad.

... El parque de la comunidad llevará el nombre del también hojalatero ...

Humacao. Por más de 40 años, su incansable labor comunitaria impactó positivamente a decenas de niños y adolescentes que hoy día, siendo hombres y mujeres de provecho, se refieren a la figura de don Miguel Luzunaris Soto, un humilde hojalatero natural del pueblo de Humacao, como un segundo padre, un verdadero coach que los encaminó por el sendero de la productividad tanto en el deporte del béisbol como en el aspecto personal.

Hoy día, a sus 74 años de edad y sufriendo de cáncer terminal, don Miguel no pierde su buen sentido del humor y la creencia de que el deporte es uno de los vehículos más efectivos para crear ciudadanos de provecho.

“Me di cuenta que los muchachos aquí no tenían un lugar donde jugar pelota y nos unimos un grupo y buscamos la manera de conseguir un terreno pantanoso que no utilizaban para hacer un parque allí y crear un equipo de pequeñas ligas. El primer equipo se llamó La Hormigonera Oriental y lo hicimos en 1971”, recordó don Miguel mientras conversaba con Primera Hora desde su residencia en Villa Universitaria en compañía de dos de sus hijos y varios familiares y amigos.

“Nos reuníamos por las tardes e invitábamos a todos los muchachos que estaban por allí, por (la urbanización) Extensión Roig, para que se unieran. Con eso los sacábamos de las calles para que no se volvieran títeres”, explicó.

Y es que la filosofía de don Miguel siempre estuvo cimentada en la inclusión de todos los niños y jóvenes al deporte, no importa su grado de habilidad para practicarlo, para él lo importante era que participaran.

“Lo de nosotros era que mientras más muchachos participaran mejor. Todos tenían que participar no importa si era bueno o malo, lo importante era tener a los muchachos entretenidos allí en vez de estar en las calles”, explicó don Miguel, padre de cinco.

Pero la labor de crear un parque de pelota en Extensión Roig no fue tarea fácil.

Según relató, el desarrollo del parque fue por esfuerzo de la propia comunidad, sin ayuda de entidades privadas o del Gobierno.

“Las personas que podían ayudar no ayudaban. Me pasaba metido en la alcaldía pidiéndole al alcalde para que nos ayudara. Parecíamos mendigos. Mendigos del deporte”, bromeó.

Un ejemplo a seguir

Para Enrique “Kike” Torres, uno de los tantos peloteros de pequeñas ligas que pasó por las manos de este verdadero héroe comunitario, explicó la importancia de la figura de don Miguel en la Ciudad Gris.

“Humacao le debe mucho a don Miguel. Por 40 años le ofreció una oportunidad a los niños de desarrollarse no tan solo en el deporte del béisbol, sino como ciudadanos de provecho. Hubo un momento que, gracias a Miguel, aquí habían más de 50 ligas de pelota”, aseguró Torres quien lamentó que actualmente en el pueblo se haya perdido el interés por continuar la labor del septuagenario.

“La meta de Miguel no era que fuéramos excelentes peloteros sino que fuéramos excelentes seres humanos”, añadió con visible admiración.

Por su parte, Miguel Ángel Luzunaris, hijo mayor de don Miguel, aseguró que la labor de su padre y el grupo de voluntarios que lo apoyaban, no solo impactó a los individuos sino a familias completas.

“La cosa era que no solo íbamos los niños a jugar. Toda la familia se unía y se involucraba y eso creaba mejores familias”, explicó el primogénito del líder comunitario.

“Para mí es un orgullo bien grande ser hijo de él pero son unos zapatos bien grandes que hay que llenar. Yo fui parte de todo ese proceso desde que tenía como siete años. Mi asignación era salir de la escuela e irme pa’l parque de pelota y ayudar con el equipo”, añadió.

El pasado sábado, 15 de febrero se le rindió un merecido homenaje a don Miguel dedicándole el complejo deportivo de Extensión Roig por iniciativa de la misma comunidad a la que le dio tantos años de esfuerzo y dedicación.